Creo que alguien una vez me habló de la necesidad de estar curtido si uno pensaba en bucear en Twitter. Ya son muchas (demasiadas para mi gusto) las noticias acerca de un mal uso de la red social, la búsqueda sin cuartel por parte de algunos de aquel tuit comprometedor o, simplemente, la necesidad absoluta de algunos de decir Diego donde antes decían digo. Quizás por eso se ha poblado la red de perfiles anónimos y hay personajes cuyo único objetivo es "limpiar" determinados tuits que puedan dañar su lucro personal o, simplemente, arruinar cualquier discurso que puedan tener en la actualidad. Y, por eso, en días como hoy, hay muchos que lloran.

Fuente: ShutterStock

Hace unos días hablé con una amistad, de esas que tengo en uno de esos "cargos a dedo" de la administración educativa, acerca de las posibilidades de volver al aula. Ya, a veces nos lanzamos pequeñas pullas y, a pesar de ello, en el fondo nos tenemos un cariño especial. Me habló de la gran cantidad de miedo que tenían algunos de sus compañeros que salieran determinados tuits a la luz. Es que, por lo visto, para algunos volver a dar clase es un trauma. Eso de encontrarte con alumnos en lugar de acudir a eventos, dar ponencias o, simplemente, gestionar cursos para amiguetes (con la pirámide trófica que genera lo anterior), no es algo para lo que uno se prepara cuando huye por patas del aula. Costó enmascarar esos tuits de camisetas verdes para que les colocaran los del PP y, supongo que ahora están preocupados porque su carnet naranja quizás no va a salvarles de la quema. Quién sabe. Hay auténticos camaleones en el asunto que hacen y dicen lo indecible para no volver a encontrarse dando clase. Pero no iba a hablaros de ello aunque el tema esté bastante relacionado con el leitmotiv del artículo.

Cuando uno entra en Twitter tiene tanta libertad y libertinaje como posibilidades de cagarla. Los trolls están a la orden del día. Las críticas, por mucho que se intenten escribir únicamente tuits para no pisar callos, también existen. Si uno está en Twitter sabe a lo que se expone. El problema es que si no estás tampoco tienes posibilidades de hacer u obtener ciertas cosas. Y ya sabemos que para sacar tajada unos son capaces de cualquier cosa. Incluso de entrar en un Far West en el que van a estar siempre en el ojo de mira. Más aún si tienen la mala suerte en algún momento de ser nombrados para un determinado cargo público. Sus tuits van a ser examinados por lupa por el populacho y por intereses muy alejados de si se puede hacer bien o no su trabajo. He cambiado docentes por políticos y no os habéis dado ni cuenta. Y esto que es un blog. Imaginaos este discurso en Twitter a base de hilos de 280 caracteres...

No es fácil estar en Twitter. Engancha fácilmente y, debido a la facilidad de poner un tuit mediante cualquier dispositivo móvil, hace que estemos siempre con la espada de Damocles ante cualquiera que pueda leerlo. Algunos ahorran en psicólogo, psiquiatra y pastillas. Algo bueno tiene que tener el asunto para estar disfrutando tanto de la plataforma. Una plataforma que tiene tanto de deleznable como de maravilloso. Lo importante en Twitter, como dirían algunos más escatológicos que yo, no es solo el cagar. Es el saber tirar de la cadena. Y venir llorado de casa porque, si uno va a pasárselo mal tuiteando, mejor dedicarse a otras cuestiones que le aporten más.

Ahora que la censura está a la orden del día... a Twitter no se viene solo llorado de casa. Se ha de venir con una muda en la maleta por si acaso.

De esos tuits que te alegran el día 😉

Hay ocasiones en los que, por suerte, te encuentras a algún personajillo de esos que pululan en las redes que, van muy bien para ilustrar algo que has escrito y sacarlo como ejemplo. En este caso usaré el de uno "metido a dedo en el INTEF sin ningún tipo de acceso libre y meritocrático" (por cierto, como todos) que para intentar cuestionar mi siguiente tuit saca toda su artillería pesada muy relacionada, por lo visto, con su nula capacidad de defender más allá de ofender y sentirse ofendido que, como sucede siempre, la caga en dotar de argumentos válidos a ciertas cosas...

Fuente: Twitter

Un tuit que, por lo visto, de forma recurrente siempre pongo cuando hay algún tema político o social de interés y, muy relacionado con la manera de algunos de usar Twitter de forma que les sirva para no mojarse y estar siempre "trincando" de ciertos asuntos que, por cierto, nunca se había respondido por nadie "dedocráticamente elegido" o "vendedor de nubes de colores" pero que, supongo que en este caso, debido a un miedo atroz después de morderse las uñas a lo largo de todo el día de ayer, por si tiene que volver al aula, contesta con lo siguiente:

Fuente: Twitter

Algo que, por lo visto, te hace comprender lo poco que gusta el aula a algunos porque por lo visto "dar clase" no es vivir en el mundo real, ni tampoco intentar solucionar problemas de tus alumnos o, puede ser que manifestarte y luchar por los derechos laborales en la calle, no debe estar incluido en el pack. A propósito, a veces tuiteo de pie aunque, en este caso lo hago desde el despacho porque me cuesta escribir artículos largos con el móvil. Y ya cuando te justifica la capacidad de algunos para no volver al aula, a uno ya no le queda menos que ratificarse en decir que el INTEF es un auténtico nido de desertores de la tiza camaleónicos porque, aunque él no lo recuerde, yo sí que recuerdo grandísimos profesionales que estaban en el INTEF (cuando aún no se llamaba así) que fueron echados a la calle sin contemplaciones por el simple hecho de no querer hacer la genuflexión a los del PP. Supongo que esos no cuentan...

Fuente: Twitter

¿Te apetece un pañuelo? Seguro que encuentras a alguno de esos compañeros "tan profesionales" que te lo prestan. Yo iré a disfrutar de mi aula.

Para aquellos que me acuséis de haber sido muy malo con el pobre "chaval" que he usado como ejemplo, debo deciros que no me arrepiento de ello. O quizás sí, pero a estas horas ya no voy a cambiar el post porque aún tengo que ducharme, tomarme el café y llegar puntual a clase.